¿Puede un hombre cambiar sus hábitos mas antiguos y reformarse totalmente? Claro que sí. Últimamente estoy trabajando justamente en eso. Los hábitos en los que me concentro son los del movimiento de los brazos, la dicción de la voz, y el contacto de los ojos, mis tres áreas comunicativas mas problemáticas. Voy a recorrer cada uno.
Movimiento de los Brazos
Desde niño desarrollé el mal hábito de mover los brazos perdidamente mientras converso. Varias personas mas confiables me han comentado a ese respecto. Es un de los elementos comunicativos mas malignos que tengo y es lógico que debería de comenzar en eso mismo. ¿Cómo me estoy enfrentando al problema? Durante varias etapas de la vida me han aconsejado simplemente concentrar en eso y parar el movimiento una vez que lo detecte. ¿Por qué no hubo éxito? Porque no lo había hecho una prioridad. Me concentraba en el movimiento en ciertos momentos y conseguía suspenderlo en varias ocasiones, pero me hacía falta la estructura para sostener el control al largo plazo. Una vez que yo dejara de pensar en los brazos, volvía a los mal hábitos enseguida. ¿Qué hice diferente ahora? Lo convertí en la prioridad que coloqué encima de la lista, activamente escrita y revisada y, donde las prioridades mas altos se implantan en la conciencia y comienzan a anotarse en las acciones cotidianas. Resultó que me volví mucho mas consciente del rumbo de los brazos en casi todas las conversaciones, de modo que soy capaz de corregirme mas a menudo. Y cuanto menos se me mueven los brazos, mas seguro me siento.
La Dicción de la Voz
Hablar con clareza y hablar lo mínimo necesario es lo que me hacía falta para establecer un lenguaje del cuerpo potente. Siempre lo supe pero en el momento de perderme en el rumbo se me iba el control, provocando frases no necesarios, gestos de ansiedad, y la caída de la clareza de las palabras. No obstante, al colocar la falta encima de la lista de prioridades al lado del caso de los brazos, comencé a ponerme consciente del lenguaje que se transmite a través de las palabras.
El Contacto de los Ojos
Un elemento importantísimo para la comunicación expresiva y seductiva son los ojos. El problema que solemos experimentar es la perdida repentina del contacto una vez que nos quede la menor duda en el ritmo y contenido del nuestro mensaje. Afortunadamente, la potencia de una prioridad puede influirnos de manera asombrosa. En mi caso, comencé a prestar la atención a los ojos y tomar la conciencia cada vez que se me caigan del interlocutor.
Conclusión
Al pasar apenas una semana cultivando el control sobre el conjunto de los dichos elementos, ya percibo un interés aumentado en los oyentes. El poder de seducción yace precisamente en la simplicidad del mensaje transmitido con convicción, clareza, y un fuerte lenguaje del cuerpo. Me pregunto si aprendí una lección o si tuviera una epifanía en el curso de combatir los hábitos mas malignos que poseo. Claro. Nomas que soy capaz de cambiar casi cualquier aspecto de la vida al hacerlo con diligencia de una prioridad bien definida, invirtiendo atención y energía en ella, meditando en ella, y dominando ella. Podemos cambiar cualquier detalle, hasta reconstruirnos completamente, si lo convirtamos en una prioridad y lo tratemos como un hábito capaz de resolverse mediante la mera repetición y creencia.
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