Me hace falta el elemento mágico en escribir cartas a mano. Esa forma de escribir se convirtió en una reliquia debido al correo electrónico o a las formas de comunicación menos íntimas como lo de Whatsapp u otra mensajería. Sin embargo, escribir en un hoja orgánica con bolígrafo y letra corrida resulta en una especie de intimidad, hasta vulnerabilidad, difícil de reemplazar con una alternativa electrónica. Aun el escanear la carta ya escrita a mano le quita esa magia subyacente en un papel orgánico. Todos los ingredientes son necesarios para sostenerla: el escribir, el colocar en el sobre, y el enviar por el correo. Se siente un toque de nostalgia.
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